Sumario
Apertura
“Nada está quieto”
Daniel Millas
El sujeto de la ciencia y la distinción femenina. Conferencia de Eric Laurent
Presentación: Diana Wolodarsky
La clínica de lo singular frente a la epidemia de las clasificaciones
Los impasses de las clasificaciones
Los impases de las clasificaciones. Las mujeres y sus drogas
Elisa Alvarenga
Elogio de la zoología
Graciela Musachi
El DSM y las epidemias diagnósticas
Néstor Yellati
Una orientación hacia lo singular
Once reflexiones sobre lo singular
Gerardo Arenas
La interpretación orientada hacia lo singular
Ana Ruth Najles
El sinthome style frente a la epidemia del Gangnam style
Marina Recalde
La clínica y la época
La epidemia de la clasificación
El impasse del psiquiatra en la época de la epidemia de las clasificaciones
Silvia Baudini
El padre y la histeria en el siglo XXI
El pad(r)ecimiento actual
Gloria Aksman
Prescindir del padre a condición… acto sublimatorio. Cuatro minutos
Martha Sivadón
Clínica de lo singular
Juegos de pasión. Padre y singularidad
Graciela Schnitzer
Cierre
El entusiasmo de hacer de la marca, causa
Silvia Gutraich, Elsa Maluenda y Carlos Rossi
Presentación
Apertura
«Nada está quieto»
Estimados colegas y amigos, es un gusto darles la bienvenida a las XXI Jornadas Anuales de la EOL La clínica de lo singular frente a la epidemia de las clasificaciones.
Tenemos frente a nosotros la obra original que ha constituido la imagen elegida para ilustrar nuestro afiche. Se trata de una pintura del artista plástico Eduardo Medici, a quien quiero agradecer muy especialmente su generosa y amable disposición. Su obra se titula Nada está quieto y este nombre nos conviene ya que indica muy bien el acelerado movimiento en el que hoy nos encontramos. En la EOL nada está quieto.
Por una parte, porque estas jornadas constituyen el punto de convergencia del intenso trabajo que a lo largo de todo este año se ha venido realizando en la Escuela y en sus secciones del interior del país. Las noches del Directorio -así como las jornadas de las secciones de Córdoba, Santa Fe y Rosario-, han sido, cada vez, una ocasión para avanzar en el estudio de los complejos problemas implicados en el tema que nos convoca.
Por otra, porque, efectivamente, no podemos quedarnos detenidos ante los desafíos que la época nos propone, para hacer avanzar al psicoanálisis de la Orientación Lacaniana.
Nos encontramos ante una forma de malestar marcado por la caída de ideales comunes y por la incidencia del discurso capitalista y la tecnociencia en la vida contemporánea.
En este contexto, la diversidad de la clínica, ya sea psiquiátrica, psicológica, comportamental, etcétera, nos propone una variedad de clasificaciones que parten de un elemento común, aunque muchas de ellas no lo nombren. Se trata, ni más ni menos, que del sufrimiento de quien realiza una determinada demanda.
El discurso de la ciencia opera sobre esas demandas, las transforma en un dato objetivo, enumerable, las hace entrar en el registro de las estadísticas para determinar, finalmente, patrones de conducta que serán considerados adaptados o sensiblemente trastornados. Esta operación reduccionista sobre la subjetividad es objeto de una intervención, donde la medicalización es correlativa a la planificación de políticas de prevención y de asistencia en salud mental, que tienen luego serias consecuencias en nuestras vidas. La nosografía, inducida por el pragmatismo propio de la posmodernidad, evoluciona y cambia en función de los medios y recursos que surgen a su alrededor. De este modo, la aparición de un nuevo medicamento, que implica la puesta en juego de una serie de intereses económicos y corporativos, puede tener luego una incidencia decisiva en las clasificaciones. La concepción del síntoma como un trastorno adaptativo, que se trata con una droga, ya está incorporada a la práctica psiquiátrica actual y busca ahora imponerse como un recurso para soportar la vida misma.
La prescripción de psicofármacos, que se inicia a partir de patologías graves, continúa luego con trastornos que agrupan diferentes problemáticas y terminan por ser considerados medicamentos que se consumen para mejorar la personalidad o la calidad de vida.
Las clasificaciones se introducen asimismo en el campo de lo social, ordenando otra serie de fenómenos que quedan bajo su dominio: el fracaso escolar, la violencia fa-miliar, la violencia de género, el consumo compulsivo, las conductas adictivas, los trastornos alimentarios, etcétera.
Como lo afirmó Eric Laurent el año pasado, estas variaciones clasificatorias pueden provocar verdaderas «epidemias», que tienen efectos devastadores, tal como ha sucedido con el diagnóstico del autismo, que ha crecido exponencialmente en los últimos años. Tomamos esta expresión de Eric Laurent para el título que llevan estas jornadas.
Frente a la epidemia de las clasificaciones proponemos una clínica de lo singular. Extraño oxímoron que nos invita a esclarecer sus alcances y sus consecuencias.
Nuestra práctica no da lugar a una ontología, no consideramos al síntoma un trastorno que se puede contar, regular, enumerar. Introducimos en nuestra práctica al sujeto y hacemos entonces prevalecer la decisión y el consentimiento.
Recordemos simplemente que la demanda del sujeto pone en juego una conclusión en la que está implicado un juicio. El sujeto mismo ha concluido acerca de la existencia de algo que lo hace sufrir, y que permanece inasimilable a sus esfuerzos por reducirlo al marco que constituye su realidad. También hay en juego una conclusión acerca de la atribución de ese algo, ya sea que lo admita como propio o que lo atribuya a un otro que lo ha tomado como objeto de una intención maliciosa. Ya se trate de la certeza de una imposición externa o de la creencia en el sentido posible del propio padecimiento, la posición subjetiva es determinante en la puesta en marcha de la experiencia analítica. Y desde el inicio hasta el final de la misma se impone un consentimiento y una decisión que responsabiliza al sujeto y lo separa de los significantes amo que lo colectivizan. Constatamos de este modo que el síntoma analítico no encontrará nunca su lugar en un orden clasificatorio organizado a partir de fenómenos previamente tipificados. Si afirmamos que para cada sujeto es necesario un síntoma es porque no existe un saber programado en lo concerniente al goce, el cuál se presentará siempre en forma de trauma y disarmónico respecto del saber.
De esta manera, el síntoma analítico no se reduce al orden de lo particular, es decir, a aquello que hay de común con algunos y que permite formar las clases clínicas. El síntoma en tanto tal conlleva el modo de gozar de cada uno y es por lo tanto un resto absoluto imposible de clasificar.
La comisión científica de estas jornadas, constituida por Samuel Basz, Fabián Naparstek, Adriana Laión y Diana Wolodarsky, ha formulado claramente en su argumento, que no se trata simplemente de hacer una crítica ideológica a las clasificaciones contemporáneas. Este estado de cosas debe llevarnos, en cambio, a interrogar seriamente nuestro modo de orientarnos en la práctica, para poder demostrar qué diferencia a nuestra clínica, de las otras ofertas que proliferan en el campo de la denominada salud mental.
Esto requiere que podamos ceñir lógicamente los impasses de nuestras propias clasificaciones, ya que sin duda también las tenemos. Sin ellas sería imposible poder con-versar, sobre lo que hacemos en nuestra práctica, y llevar adelante el trabajo de reinvención permanente al que estamos convocados. Este es el tema que hemos propuesto para ser debatido en la plenaria de hoy a la mañana, denominada «Los impasses de las clasificaciones».
Por otra parte, siguiendo la orientación que nos propone J.-A. Miller en sus cursos, es necesario que podamos determinar el alcance y el uso que hacemos de términos tales como sinthome y singularidad. Conciernen sin duda a la formación analítica, porque hay que precisar cuales son las consecuencias que tienen sobre la práctica de la interpretación, el desciframiento del síntoma y la concepción que tenemos sobre el final del análisis. Estos son algunos de los temas que se discutirán en la plenaria del domingo, que hemos titulado «Una orientación hacia lo singular».
Las dos plenarias del pase serán a su vez, la oportunidad de asistir a la singularidad puesta en acto a partir de los testimonios que nos brindarán los AE, en lo que cada uno de ellos tiene de único e incomparable.
Como habrán notado observando el programa, nuestras jornadas han tenido una gran convocatoria, en las mesas simultáneas se presentarán 105 trabajos que han sido seleccionados por la comisión científica. Nueve de ellos corresponden a colegas no miembros de la escuela, cuyos textos fueron elegidos entre los presentados en las Jornadas Nacionales de Carteles de este año. Continuamos así con una feliz iniciativa implementada en años anteriores.
Podrán notar también que en las mesas de la última franja horaria del sábado y en una mesa del domingo, hay tres expositores. Todas las mesas que tienen tres expositores, contarán con media hora más de tiempo para poder llevar adelante la lectura y discusión de los trabajos con la amplitud que merecen.
Esperamos que, efectivamente, en las simultáneas se produzca la experiencia viva de una conversación animada. Contamos para ello con coordinadores que estarán al servicio de propiciar la discusión y el intercambio. Seguiremos atentamente los debates que allí se produzcan porque los tendremos en cuenta para la planificación de las noches y las actividades de la Escuela el año próximo.
Finalmente quiero destacar y agradecer en nombre del Directorio, el gran trabajo llevado adelante por la Comisión Organizadora formada por: Silvia Gutraich, Elsa Maluenda y Carlos Rossi. También a Alejandra Glaze por su colaboración permanente. Quiero agradecer asimismo a Leonardo Gorostiza, presidente de la AMP y al Consejo Estatutario por su orientación y acompañamiento.
Un saludo muy especial para los numerosos colegas de los diferentes países de América que han viajado a Buenos Aires para participar en nuestras Jornadas.
También nuestras felicitaciones a Flory Kruger que anoche, en la Asamblea General de Miembros, asumió como Presidente de la EOL.
Pasaremos ahora a escuchar la conferencia de Eric Laurent, titulada: «El sujeto de la ciencia y la distinción femenina», presentado por nuestra colega Diana Wolodarsky.
De este modo, con este interesante marco, tengo la satisfacción de dar por abiertas las XXI Jornadas Anuales de la EOL.
Les deseo a todos un muy buen trabajo.
Muchas gracias.
Daniel Millas